Dani Alves es uno de esos jugadores del FC Barcelona que está acostumbrado a lidiar con la crítica por su juego pero que a su vez responde a menudo con autoexigencia, profesionalidad y resultados. Para ejemplo, el vivido por el brasileño en los últimos días. Después de salir en la foto del gol de Cristiano y de ser objeto de la crítica por un partido más que cuestionable, no peor que el resto de sus compañeros, Alves aceptó los comentarios, analizó los errores, y ante el Atlético de Madrid fue uno de los hombres vitales en la remontada azulgrana.
Contra los colchoneros se volvió a ver a ese lateral ofensivo que actúa como un atacante más y que obliga al rival a renunciar a un atacante en muchas fases del partido para tapar las llegadas del carrilero. Estuvo acertado con los centros y achicó muy bien las transiciones rojiblancas con la ayuda de Rakitic primero y de Rafinha más tarde.
El Camp Nou volvió a ver al Dani Alves que no tiene rival en el carril derecho a pesar de que a menudo se le busquen sustitutos de donde no los hay, y por sus botas pasaron los dos goles azulgrana. En el primero, el del empate, centró a Jordi Alba para que este rematara y Suárez desviara a gol. En el segundo tanto puso el balón en la cabeza del uruguayo para que el delantero fusilara a Oblak con un tremendo testarazo. Un pase de gol, el séptimo esta temporada, que el coloca como máximo asistente del equipo por detrás del tridente. Luis Suárez y Neymar llevan 18, Leo Messi 15, y luego ya llega Dani Alves con 7.