AT. BILBAO (0-1) FC BARCELONA

Lunes, 24 Agosto 2015


El Athletic dijo hola a la Supercopa de España. A medias porque algunos de los ‘atleticzales’ estaban aún alrededor de San Mamés haciendo cañas. El título ya se celebró, se celebra aún en los bares, como si Newton hubiera dicho “todo lo que debe caer, cae alrededor”. Y que así sea. Pero el fútbol de bares es otra cosa diferente sobre el césped. Sobre el césped es peor. 

San Mamés esperaba al Barça, pese a haberle ganado la Supercopa, puño en alto. Como si la victoria espoleara a los seguidores, como si el Barça fuera el enemigo, mucho más que deportivo. Así recibió la afición vasca al Barça, gritando cada decisión de Del Cerro Grande como si su brazo en alto fuera una condena a cadena perpetua. Mientras, el Barça intentaba aislarse de un ambiente hostil, muy hostil, con el balón. Pero el balón jugaba alrededor de ambos equipos y nadie lo quería. Para ser justos, todos lo querían, pero nadie lograba hacérselo suyo. Quizás algo más el equipo de
luis Enrique, aunque sin éxito. La prueba es que en la primera mitad no hubo ocasiones claras. Una que tuvo Suárez a centro de Sergi Roberto, que había salido en sustitución de alves, lesionado. También alguna falta lejana de Messi. Sobre todo su penalti. El que cometió Elustondo sobre Suárez. Tonto, muy tonto, pero penalti, por mucho que San Mamés explotara colerizado. Messi envió a la derecha de Gorka iraizoz, que sacó su mano derecha para lanzar el balón a córner. ¡Tremendo mazazo!

Pasaron los minutos y los gritos de la grada hicieron percibir a Del Cerro Grande que era necesario mostrar tarjetas amarillas. Las mostró. Más por vergüenza ajena que por violencia futbolística, ayer muy poco presente. Barça y Athletic se respetan, pero se quieren poco. Aunque parezca lo contrario. Incluso podría decirse que las últimas finales de Copa, la Supercopa y todo lo que ello rodea han creado una crosta invisible entre ambos equipos ya muy difícil de romper. Que no supure entre las aficiones, aún unidas por la ley de la gravedad que describió Newton, el que siempre aparece, tarde o temprano, más allá del horizonte. La primera mitad languideció omo lo hacen las rosas el día después de Sant Jordi. Murió
el primer tiempo entre los gritos y las faltas lanzadas desde la larga distancia de Messi, cubiertas por unos silbidos no siempre justificados.

La segunda mitad parecía más de lo mismo. Apatía combinada con intenciones opacas. Solo Suárez, ahogado, iba de un lado a otro, ausente a lo que ocurría de su alrededor. Una mancha de petróleo en un mar de dudas. ¡Pero qué mancha de petróleo! ¡Petróleo del bueno! ¡Gassss! Así entró al centro, una jugada rara, de Jordi alba por la izquierda. De primeras el uruguayo arrancó la red con su volea. ¡Qué pedazo de nueve! Suárez cambió el rojiblanco omnipresente por el blaugrana impoluto. Sin trampa ni cartón. Fue el 0-1, un flotador en la piscina enfangada, de arenas movedizas, que había dispuesto Ernesto Valverde. 

Suárez espoleó al equipo. El gol accionó la palanca que necesitaba el Barça para empezar a reconocerse. Jugadores distintos con voluntades idénticas. Sergi Roberto parecía el Dani alves de los dos tripletes. Una gran noticia para luis Enrique, un gran acierto del asturiano. A veces, los inventos surgen efecto. Graduarse como lateral en San Mamés no está al alcance de futbolistas simplones. Sergi Roberto estuvo a punto de hacerlo con gol. Sorprendiendo con una llegada y un disparo llegando desde la banda derecha que Iraizoz envió a córner. 

Pero el equilbrio mostrado por el Barça en la segunda mitad languideció. Lo hizo mientras busquets, el imprescindible, se marchaba estirado en una camilla, lesionado. A partir de ahí fue otro Barça. Otro Athletic. Otro partido. El balón se pegó a las botas de los de Valverde, conscientes de que el 0-1 sumaba tres puntos. Lo de ayer no parecía el primer partido de Liga, sino la resolución de cuentas pendientes. Ellos sabrán. El Athletic tuvo alguna ocasión para empatar. 

El Barça sacaba agua a cubos. Poco a poco el barco quedó seco, sobre todo gracias a Messi, que se quedaba el balón como si el parque fuera suyo. Lo es. Aunque ayer tuviera que cederle un remo a Suárez, el ‘sacacorchos’. El delantero que gana partidos cuando la nave zozobra.

Seguidamente podeis ver una galeria de fotos del encuentro y el resumen del partido.

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  • Fuente: Sport

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