Mourinho y Guardiola demostraron que afrontaban el primer título de forma muy distinta. El portugués, tirando por lo seguro, sin ningún fichaje en su alineación, incluso repitiendo el once que perdió 5-0 en el Camp Nou el año pasado en busca del desquite, animado por el mejor momento físico de su equipo. Y Pep, arriesgando, haciendo debutar a un admirable Alexis y apostando por Thiago, el mejor del verano, y dando descanso a los tocados Xavi, Piqué y Busquets.