Dani Alves es la más fiel encarnación de la energía positiva en el fútbol actual, el optimismo contagioso con un balón en los pies. Hoy, nadie en el barcelonismo se acuerda de los 35 millones de euros que costó su fichaje en 2008. De hecho, afortunadamente se tuvo que llegar a esa cifra gracias a su impresionante rendimiento y el del equipo, que ha obligado a abonar al Sevilla FC todos los pluses.
Bienvenidos sean pagos así, por que estos fichajes siempre son rentables. Sus tres años como culé han demostrado que el Barça no tiene con el brasileño a un gran lateral, tiene a un crack, alguien capaz de obligar a Pep Guardiola a decir que gracias a su llegada el Barça disfrutaría de “la mejor banda derecha del mundo”. Cierto: Alves solamente sabe ganar. Lo hizo siendo el crack del mejor Sevilla de todos los tiempos y lo hace ahora con el Barça más excelso jamás visto, el que ha ganado 10 de los últimos 13 títulos. Ver correr a Alves arriba y abajo es como ver el famoso anuncio de los conejos a pilas. Por suerte para el Barça, Alves también dura y dura...