Las calles de Florencia invitan a la ensoñación. Hay motivos de sobra para ensimismarse con su abrumador conjunto monumental y sus delicadas avenidas peatonales.
También su estadio Artemio Franchi desprende un aroma de clásico que llama a la contemplación. Es por eso que a nadie debería sorprender que, aún en pretemporada y con un calor desalentador, el Barcelona arrancara el encuentro con pose de turista. Y eso que Luis Enrique le puso empeño con una alineación pensada para la exigencia de las próximas semanas. No hubo apenas experimentos con la presencia de futbolistas de peso como Iniesta, Piqué, Rakitic, Suárez e incluso Pedro, que anda con un pie y medio fuera del club, en el once.
Enfrente, la Fiorentina, se ordenaba con un escuadrón defensivo. Puro Calcio con la mente puesta en el contragolpe. Así llegó el primer tanto de los locales. Otra vez fruto de una estructura defensiva blanda; una falta de tensión que se repite
en los últimos encuentros. Marcó Bernardeschi con un cabezazo desde el punto de penalti tras un centro medido de Borja Valero. Superado Busquets, primero, no midió bien Piqué en el marcaje y lo celebró la hinchada viola, encantada con el ímpetu de los suyos.
El tanto no cambió la puesta en escena del conjunto azulgrana. Tibio, destemplado, superado ante la rapidez del contragolpe local y sin arrebato en la ofensiva. Lo aprovechó el grupo de Paulo Sousa con el duende de Joaquín, que se marcó una jugada de las suyas, de esas en las que baila al lateral -un amago aquí, un amago allá- antes de dar un caramelo a Bernardeschi, de nuevo goleador. El segundo gol invitaba al desplome azulgrana, pero fue entonces cuando llegó la reacción azulgrana.
En parte porque creció la figura de Rakitic, un futbolista cada vez más capital en el equipo, un asistente formidable. Así surgió el tanto de Suárez, uno de los jugadores más en forma de la pretemporada, tras aprovechar un pase filtrado, preciso, que remató desequilibrado el uruguayo. Un gol muy suyo, mezcla de ambición y optimismo, porque a ‘Lucho’, como se le conoce en su país, le sobra fe en cada remate. La reacción continuó con el empuje de Pedro, otro obstinado; un tipo persistente como pocos que juega cada partido con la misma intensidad, siempre generoso en el esfuerzo.
El canario tuvo dos situaciones claras de gol en la primera mitad, la segunda tras superar a varios rivales con su habitual dinamismo. Le faltó precisión en el remate. Otra de las noticias positivas era la actividad
de Sergi Roberto en el lateral derecho, ambicioso ayer en su aportación ofensiva.
La mejora del equipo desaconsejaba cambios drásticos y Luis Enrique solo reparó en B tras el descanso. Se quedó en el banquillo un Iniesta ‘tocado’. Y Rafinha retrasó su posición al mediocampo. No cambió el guión del partido y lo siguió intentando el Barcelona. Sobre todo Suárez, un fastidio constante para la Fiorentina. Suyo fue un disparo cruzado que interceptó Tatarusanu, y cuyo rechazo trató de aprovechar, sin suerte, Pedro.
El marcador adverso no alteró los planes de Luis Enrique, que fue dando a entrada a secundarios como Sandro y Bartra. El central ocupó el lateral derecho, una prueba más de que se busquen soluciones para competir con Alves. La rueda de cambios instaló el encuentro en un cierto letargo, primero, y un guirigay de ocasiones, más tarde, sin verse alterado el marcador. Perdió el Barcelona en el último amistoso de la International Champions Cup y saboreó el triunfo la afición viola bajola noche de la Toscana.
A continuación podeis ver la galeria y el resumen del encuentro.
