Dani Alves es de esa selecta clase de jugadores que trascienden a su demarcación. En el clásico se vio: fue lateral en la pizarra, luego un centrocampista más y acabó prácticamente de extremo, por la frecuencia de sus llegadas al área rival. En una de ellas, su perfecto centro de rosca fabricó el 1-3. Hoy, Roberto Carlos juega en el Barça.