Cuando el FC Barcelona pagó, en verano de 2008, la estratosférica cantidad de 35.5 millones de euros al Sevilla por hacerse con los servicios de Dani Alves, fueron muchos los se echaron las manos a la cabeza y criticaron que el club azulgrana se hubiera gastado tal cantidad de dinero...en un lateral derecho.
Ahora, cuando ya han pasado ocho temporadas desde aquel fichaje y los rumores sobre la posible marcha del brasileño son constantes, pocos ponen en duda que la de Alves ha sido, por rendimiento y títulos conseguidos, una de las adquisiciones más rentables de la historia reciente del Barça.
Dani Alves llegó al FC Barcelona al mismo tiempo que Pep Guardiola y también fue partícipe de la espectacular temporada 2008-09 que acabó con el histórico ‘Triplete’. Desde entonces, el brasileño ha jugado más de 300 partidos con la camiseta azulgrana, en los que ha marcado 21 goles y ha conseguido ampliar su palmarés otros 20 títulos, para contabilizar un total de 23, repartidos de la siguiente manera: 6 Ligas,3 Champions League,4 Copas del Rey,3 Supercopas de Europa, 4 Supercopas de España y 3 Mundiales de Clubes. Casi nada.
Tan genial (a la par que irregular) dentro del campo, como polémico e irreverente fuera de él. Pocos pueden poner en duda la calidad de Alves y, mucho menos aún, su conexión con Leo Messi, con quien es capaz de protagonizar incontables paredes durante un partido, incluso sin mirarse. Pero incluso sus más fervientes seguidores reconocen que cuando “no está, no está” y que, en ocasiones, su banda derecha se convertía en poco menos que una autopista sin peaje para los atacantes rivales.
Más discreto en sus primeros años como azulgrana (solo se le veía desmadrarse en las celebraciones de los títulos), la irrupción de las redes sociales ha servido de escaparate perfecto para que el brasileño dé rienda suelta a su extravagante personalidad. Polémico la mayoría de las veces, Alves no ha dejado indiferente a nadie, sobretodo en el tramo final de su etapa como azulgrana. Se le quiere o se le odia. No hay término medio. Eso sí, amortizado está. Y de sobras.