El partido no arrancó bien, los brasileños actuaron con timidez, sin presión ni ideas. El dominio local no cristalizó y Sudáfrica se envalentonó pisando con peligro el área brasileña pero las ocasiones eran locales. La primera parte acabó con este pobre bagaje y el enfado general. En el segundo tiempo, pese a los silbidos, Brasil se mostró menos apática y gozó de varias oportunidades. Brasil aprovechó entonces que Sudáfrica tuvo que sustituir a dos delanteros por lesiones en pocos minutos para convencerse de ganar el partido. Mano Menezes introdujo algunas modificaciones que dieron mejor cara a su selección...