La Liga está tres puntos más cerca después de que el Barça no haya fallado en su visita al Villamarín. O lo que es lo mismo, el conjunto de Luis Enrique está un poco más cerca de la orilla tras boicotear los deseos de Adán y dejar atrás el fantasma de Sobis. Parece en el horizonte, eso sí, el de Tamudo. Muy presionado por los triunfos, ajustados, de Madrid y Atlético unas horas antes, el Barça no podía fallar y no lo hizo, aunque tuvo que armarse de paciencia y no dejarse arrastrar por la crispación ante un Betis muy defensivo que supo cerrarle todos los espacios posibles en el primer tiempo. Rakitic y Suárez liquidaron en el segundo una contienda que ya se había puesto muy de cara cuando el Betis se quedó con diez por doble tarjeta a Westermann. El gol del croata se lo ‘tragó’ Adán. A veces el fútbol es así de gratificante.
Messi fue una vez más el gran artífice de un triunfo innegociable con otra exhibición de capacidad pasadora. No sólo fue quien se echó el equipo a la espalda cuando más espeso estaba. Exhibió capacidad de desborde y dos asistencias suyas desencallaron un partido que en el primer tiempo se le había atravesado a un Barça que salió con el once inicial y que, cosa atípica, terminó el partido con Ter Stegen bajo los palos por molestias de Bravo. También Neymar exhibió una sustancial mejora respecto a las últimas semanas, desbordando por la derecha a Bruno, su marcador, que muy pronto se puso con tarjeta. Y Suárez, a lo suyo: marcó un nuevo gol, aunque también perdonó otros.
Dos tarjetas de manual
Dominador desde el primer momento, los ataques azulgrana rebotaban una y otra vez en la defensa de un Betis que apelaba, más que nada, a la heroica, especialmente desde que Westermann vio dos veces tarjeta en sólo nueve minutos. La primera, por agarrar descaradamente a Messi cuando el argentino lo había driblado y se iba hacia Adán. La segunda, por arrollar literalmente a Rakitic cuando el croata había llegado antes a un balón dividido.
Las dos tarjetas fueron clarísimas, incuestionables. Tanto es así que el amonestado ni siquiera rechistó en ninguna de las dos ocasiones, pero el Villamarín estalló en una bronca continua y el partido se convirtió en una guerra de guerrillas en la que el Barça no debía caer. Lo protestaban todo y al Barça le fue entrando ansiedad en un partido innecesariamente crispado.
A pesar del dominio del conjunto de Luis Enrique, cuesta encontrar ocasiones claras en la primera parte. Con Messi una vez más muy centrado entre líneas, el Barça buscaba espacios por las bandas ante un Betis atrincherado con un 4-4-2, pero con poca velocidad de balón, pocas ideas y sin crear peligro, aparte de un remate de Neymar tras pase de Jordi Alba. Los béticos, en cambio, tuvieron su oportunidad a los cinco minutos tras una pérdida de Rakitic, en un tres contra dos. El chut de Rubén Castro rebotó en Mascherano y salió a córner. Nueva ocasión tras el saque de esquina y después, monólogo barcelonista.
Dominio total
Como no podía de ser de otra manera, el dominio del Barça fue creciendo en la segunda parte. Y pronto se puso todo de cara con una asistencia de Messi que se comieron entre Pezzella y Adán. Rakitic se ha quedado solo tras la pifia del central en el despeje y el fallo del meta y no perdonó.
Con todo a favor, el conjunto azulgrana controló sin excesivos sustos hasta el 0-2, que Neymar y Suárez pudieron haber logrado antes. El brasileño se entretuvo en una ocasión y el uruguayo desperdició dos claras ocasiones ante Adán; la segunda, clarísima, tras un tuya-mía con Messi. Y así hasta que Leo, precisamente después de una de las pocas ocasiones del Betis en la segunda mitad, se sacó de la manga un pase excepcional a Suárez, que esta vez encaró a Adán y no perdonó. Da la impresión de que habrá que hacer el pleno. Faltan seis puntos.
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