El Barça cerró el fin de semana del gran batacazo del Madrid con un golpe a la Liga en una de las jornadas más difíciles. Una vuelta entera después de perder sin merecerlo ante el Sevilla en su última derrota. El conjunto de Luis Enrique supo sufrir para sumar tres puntos que refuerzan, y mucho, el liderato. Tras poder dejar resuelto el partido en el primer tiempo, aunque al descanso el marcador reflejaba un impreciso 1-1, acabó ganando en el segundo a pesar de pasar por muchos apuros en el tramo final ante un notable Sevilla. Vitolo avanzó a los andaluces cuando más dominaba el Barça, pero Messi empató y Piqué dio la vuelta al marcador recién iniciada la segunda parte.
La magia de Leo volvió a ser determinante. El Barça dominaba, aunque con más imprecisiones de lo habitual y ante un Sevilla firme atrás que exhibió un contragolpe de manual para complementar un firme engranaje defensivo. Es uno de los equipos más en forma ahora mismo en la Liga y lo demostró, con un eficaz trabajo de Iborra sobre Sergio Busquets y el despliegue explotando las bandas de un temible dispositivo atacante. Pero delante tenía a Leo Messi, que no sólo se inventó un nuevo gol de falta directa al Sevilla, tercero de la temporada tras los dos de la Supercopa, sino que se ubicó entre líneas para dirigir las maniobras de ataque.
Con más rotaciones de la cuenta y ante ese Sevilla tan competitivo, el Barça presionó arriba y exhibió profundidad y control del juego, lo que se tradujo en ocasiones que pudieron aclarar el panorama ya en el primer tiempo, como un remate de Suárez de primeras a pase en profundidad de Aleix Vidal que rechazó el meta Sergio Rico o un doble poste en la jugada posterior: córner directo de Messi que Coke desvió al palo y otro remate de Suárez al larguero tras recoger el rebote.
La debilidad del conjunto azulgrana estuvo en las transiciones defensivas, con algún desajuste. Casi tanto como la velocidad del Sevilla explotando el espacio tras la defensa, pudo influir el hecho de tener numerosas rotaciones: Arda y Sergi Roberto en la media y Aleix y Mathieu en la zaga. Especialmente difícil fue para Aleix Vidal, que tenía por su banda a Tremoulinas y Krohn-Dehli. Por el otro lateral, Jordi Alba salió airoso ante Vitolo, a pesar de que marcó el gol sevillista. Y por el centro, Mathieu acabó serenándose tras empezar pasado de vueltas y Busquets pasó apuros ante Iborra.
Los goles
Por la zona de Aleix llegó el gol sevillista, tras una larga jugada colectiva . Krohn-Dehli se apoyó en Tremoulinas, que centró hacia Vitolo, solo en su llegada por la izquierda, que fusiló a Bravo. La idea del Barça no se movió tras el 0-1, con Messi muy implicado en la creación ante la doble línea de cuatro sevillista. Leo volvió a sacarse de la manga un lanzamiento directo mágico, tras falta de Rami a Suárez, que se coló por la mismísima escuadra para empatar el partido.
El empate hacía presagiar un segundo tiempo de color azulgrana. Y comenzó bien, con un gol rápido de Piqué después de otra jugada generada por Messi, con pase interior a Suárez, que asistió a Gerard, avanzado al ataque al tratarse de una jugada de córner tras paradón de Sergio Rico a disparo de Neymar.
El meta sevillista fue el último obstáculo para los delanteros azulgrana, con varias intervenciones de gran mérito que evitaron la resolución del partido antes de hora: se exhibió ante Neymar (en la jugada que acabó en el córner del 2-1), Suárez y finalmente Busquets. Y tuvo la réplica de Claudio Bravo en un mano a mano milagroso ante Gameiro tras taconazo de Iborra. No haber cerrado el partido pudo pagarlo caro el Barça, que acabó defendiendo una ventaja que no pudo ampliar pese a contras conducidas por Messi o Neymar y porque el árbitro no vio un penalti claro de Rami a Neymar.
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