Está justificada la derrota del Barça de ayer en Anoeta porque un equipo que no pierde casi nunca tiene derecho a tomarse un respiro, a equivocarse, si se quiere. Más aún, cuando los ocho puntos de ventaja se mantienen, y si se valora la tensión a la que se ha visto sometido en las últimas semanas y el tropezón que acababa de tener el Real Madrid.