Con la personalidad que le caracteriza, Alves dio una lección a un aficionado que con una evidente intención racista le lanzó un plátano. El jugador azulgrana, que se disponía a lanzar un saque de esquina, se agachó con naturalidad, recogió el plátano, lo peló y lo engulló de un bocado. Con el plátano aún en la boca Alves ejecutó el lanzamiento sin encararse en ningún momento con la grada.
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